Estefania Albasetti, maravilla o el último de los mohicanos en Quilmes

Dándole vueltas a lo de la blanca convertida en negra he llegado a la conclusión de que todos queremos ser, un poco al menos, lo que no somos y que la igualdad ha llegado precisamente cuando, al fin, una blanca ha querido ser negra con buenos resultados porque los negros vueltos blancos quedan un tanto descoloridos y con serios problemas de personalidad. Justo de esto no sufre la concejal Estefanía Albasetti no tiene ni medios ni tibios. O es blanco o es negro.
Hoy sus adeptos y seguidores la proyectan como la nueva figura de la política quilmeña, como muchisimos también la ponen en el podio de la futura intendenta, ese no es mi caso, no soy seguidor y ni simpatizante de su política, pero hay una gran realidad y que no esta tan lejos en la frontera política, el cocinero Martiniano Molina apareció también de la nada y en menos de tres años se proyectó a la intendencia con muchisimas menos herramientas, con una oratoria muy pobre, solamente contaba con su carisma y cara de buen tipo, y lo logró. La ventaja de Albasetti sobre todos los concejales de Quilmes, tanto de Juntos como los Radicales es que cuenta con ovarios, sanguinea y filosa, que no se calla nada y dice/hace en el momento justo, que es lo que se precisaba en el HCD como una vacuna de frescura para la cantidad de cadaveres políticos que hay ahí adentro. Es indiscutible que la oposición en Quilmes tendría que contagiarse un 20% de los ovarios de esta edil para que verdaderamente el HCD se convirtiera en un recinto de discusión política.